Independientemente de la temperatura y la hora del año, después del estacionamiento en las partes del sistema de frenado, se forma la corrosión, lo que provoca la molienda desagradable. Esto se debe a que los componentes del sistema de frenado se calientan en la impulsión y, en el momento del estacionamiento, se enfrían, resultando en condensación. Además, con el tiempo, las almohadillas están borrando, entre ellas y los tambores, aparece un pequeño hueco en el que cae la suciedad, lo que también provoca el rascado.